sábado, 10 de agosto de 2013

Capítulo { 2 }

Capítulo II

"Sería lógico,  lo más lógico "


Un quedo suspiro sale de entre los finos labios de Marcos tras recordar las atrocidades que cometieron sus antepasados. En su opinión la sociedad en esos tiempos debió ser bastante asquerosa y todo eso los a llevado  a este punto, soldados-niño. Sumido en sus pensamientos,  como tantas veces, no se da cuenta de lo que su mejor amigo le comenta, solo sonríe y asiente, como tantas veces ha hecho.

- Creo que debería empezar a entrenar ya - eso es lo único que consigue escuchar del pequeño discurso de su amigo.

La cara de la muchacha se distorsiona al oír el final del discurso Aritz y se distorsiona aun más formando una mueca que vuelve bastante cómica su cara al ver al rubio asentir y sonreír. Ella no quiere entrenar y mucho menos participar en una guerra, no le haría daño ni a una mosca.

- Que vaya con los novatos, el quinto bloque. - dice rascándose la coronilla - Seguramente, la cama que sobra es la suya.

- Sería lógico, lo más lógico - susurra Aritz levantándose de la silla. - Vamos a tu nuevo hogar, novata.

Aritz y Marcos se despiden dándose otro amistoso abrazo, en cambio de la boca de la única chica presente no sale ni un débil "Hasta otra". Marcos y ella no han hecho buenas migas, el muchacho opina que ella es extraña y la adolescente piensa que el es un borde. Nada que no le haya pasado nunca a Marcos,  no es que Lena sea especial. La única persona con la que ha logrado abrirse por completo es su actual mejor amigo, su casi hermano. La sangre es lo único que no los une, pero miles de experiencias, pensamientos y su gran amistad si lo hacen.

Marcos mira desde la ventana de su diminuto despacho a los dos jóvenes muchachos alejarse mientras miles de pequeñas aventuras en las que Aritz participaba surcan su mente borrando todo pensamiento hostil de su cerebro. Solo llevan aquí dos, casi tres años y han montado grandes algarabías. Impresentables, eso bufaba siempre su sargento, bueno, su ex-sargento. Muerto en batalla. Es lo que tiene estar aquí.

Lena camina a paso ligero tras su guía, en la otra vez desértica calle,  que una vez mas no mira atrás. Aritz conoce de sobra el camino hacia el quinto bloque. El y Marcos vivían allí mientras entrenaban y aprendían disciplina. Hace ya tanto de eso... Ahora Marcos vive en el primer bloque, junto a el, solo que el Sargento y el Cabo Primero ya no cometen tantas locuras.

- Corre novata - mete prisa el joven sin mirar atrás -. A este paso todos habrán vuelto de entrenar y no podrás instalarte a gusto.

Tras ese comentario una Lena, llena de rabia, intenta ponerse al nivel de su acompañante en vano. Las zancadas de Aritz son mucho mas largas que las suyas, una vez más la chica maldice por lo bajo su corta estatura.

- ¿Podrías caminar más lento? -pregunta cohibida.

- ¿Podrías aligerar el paso? - pregunta el dándose la vuelta por primera vez.

Algo que parece odiar Lena con toda su alma es que respondan a una pregunta con otra puesto a que enrojece de rabia, gesto que hace sonreír a Aritz. Todo por fastidiar a un novato, ese es su lema. De hecho cuando el era novato, se burlaba de otros recién llegados.

- Debería explicarte como va esto - dice mientras se gira -. Se supone que Eneko, el otro Primer Cabo, te lo tendría que haber explicado junto a los demás novatos.

La muchacha tan solo sonríe y asiente, dando a entender que lo escucha.

- A las ocho de la mañana debes estar vestida, aseada y tu cama debe estar en orden para bajar a desayunar - comienza a decir gesticulando con las manos y sin dejar de caminar -. Luego entrenas y puedes deambular cual alma en pena hasta el toque de queda que se usa para descansar. Una vez finalizado...

- Espera - interrumpe Lena -. ¿Hace cuanto debería haber llegado?

- Hace dos días. ¿Me permites seguir? - pregunta molesto por la interrupción.

- Como gustes.

- Eres muy irritante - bufa el -. Una vez finalizado el toque de queda tienes que recibir unas cuantas charlas sobre la disciplina, vuelves a perder el tiempo, comienza otro toque de queda y a dormir se ha dicho. No es muy complicado - finaliza encogiéndose de hombros.

- ¿Cuando se come?

- Cuando digo deambular o perder el tiempo me refiero a comer, ya que la comida no es muy buena aquí. Guardan lo mejor para cuando los generales vienen de visita.

- No se podría llamar al Area 21 un dulce hogar.

- ¿Que te esperabas? - pregunta divertido -. Solo nos preparan para la guerra.

La pareja se detiene ante un bloque de triste y monótono color gris con un cinco pintado sobre una puerta de cristal con barrotes de hierro forjado, haciendo parecer al bloque una diminuta cárcel. El chico agarra con su mano derecha el pomo de la puerta, lo gira y abre la puerta  con gran esfuerzo creando un desagradable chirrido que hiela la sangre.

- Las damas primero - susurra cerca del oído de la joven.

Con la piel de gallina la novata entra al que será su nuevo hogar. Según se adentra el olor a humedad inunda su fina nariz provocando que la arrugue con repulsión.

- Vamos - la empuja el chaval dirigiéndola por unas escaleras que Lena no había visto.

Los pies descalzos y doloridos de Lena haciendo el ruido de una ventosa al pisar el duro y frío suelo de piedra es lo único que se oye en el lugar. Seguro que tendrá miles de heridas en ellos.

El aire en el quinto bloque es irrespirable. Pasan tres puertas, una en por cada piso,  pero aún no es suficiente. Tienen que subir hasta el cuarto piso y los doloridos pies de Lena no podrán aguantar más el peso de la chica. Las piernas de la joven comienzan  flaquear cuando terminan de subir las  escaleras. Comienzan a darle pinchazos en  la planta de los pies. Al principio soportables, pero cada vez mas fuertes. Y tan fuerte es el último que lo que ha sido un silencioso sufrimiento pasa a ser un único gemido de dolor.

- ¿Te encuentras bien, novata? - pregunta Aritz preocupado.

- Mis pies - logra articular Lena.

Los pies le palpitan, no le irían nada mal unos gruesos calcetines de lana o unas mullidas y blandas zapatillas. Pero lo más probable es que no se las vayan a dar.

- Tranquila, todos los novatos llegan igual. Inconvenientes de no llevar zapatos.

La chica asiente y detrás del joven entra a la que será su nueva habitación.  Tampoco está tan mal. Al menos el aire ahí es respirable.  No se esperaba que el cuarto pareciese tan confortable, en realidad cualquier cosa se lo parecería después de lo que ha pasado. El suelo sigue siendo de dura piedra, las paredes del monótono gris que al parecer adorna toda la pequeña ciudad. Tres literas pegadas a la pared que hay frente a la puerta.

Lena se dirige hacia las perfectamente hechas camas. Alarga la mano para tocar el fino, aunque cálido y suave material provocándole un escalofrío que recorre todo su cansado cuerpo.

- En el primer cajón de ahí debería estar tu ropa - afirma Aritz señalando a uno de los armarios de madera que tiene al lado.

- ¿Como lo sabes?

- Ventajas de ser Primer Cabo - dice tras guiñar un ojo.

- Entonces, sabrás cual es mi cama

- Te equivocas - niega con la cabeza -. Eso se me resiste.

- ¿Como sabias entonces lo del armario?

- Es el único que contiene el uniforme, en los demás solo está la ropa de dormir, no tiene mucha pérdida.

- Puedes marcharte.

Poniendo cara de ofendido sale de la habitación cerrando la puerta tras el. Lena suspira. Se dirige al armario que señaló anteriormente Aritz, ni si quiera se había dado cuenta de que se había movido. El sigilo con el que se mueve el Primer Cabo es impresionante. En el cajón hay un conjunto idéntico al que lleva y un pantalón largo y una camisa corta gris oscuro, la ropa que vio puesta a todos los que andaban por la calle.

Se pone los pantalones lentamente, son suaves contra la piel y la camisa térmica también de color grisáceo.  Se sienta en una cama elegida al azar y se encoje, se encoje apoyando la cabeza en sus huesudas rodillas. Con los dedos frota sus doloridos pies habriendo las pequeñar heridas que se ha hecho. Se mancha sus finos dedos de sangre. Y ahí se queda con los pies ensangrentados y con la mirada puesta en el vacío.  Tiene miedo, miedo a lo desconocido, a la guerra.







Siento mucho, de verdad esta mierda de capitulo. No se si sabéis que quien mucho abarca poco aprieta así que creo que los capítulos de esta novela la subiré con menos frecuencia puesto a que se necesira mucho más que ocho miseras horas para escribir un capítulo. Siento, en verdad, mucho las molestias.





1 comentario:

  1. Pues yo no creo que sea una mierda, de hecho me encanta.

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